




El Salón Málaga, ubicado en la carrera Bolívar del centro de la ciudad, es un lugar mágico que representa la historia del tango en Medellín. Este recrea cómo eran los bares locales en los años 50, y conserva la misma dinámica en la atención, decoración y música original, en especial cuando las rocolas están funcionando. En las paredes del salón se encuentran las fotografías de cómo era la ciudad en aquel entonces.
Muchos factores hacen especial a este lugar, entre ellos, que es un negocio familiar en el cual hay muchos años de esfuerzo y de pasión por la música, en especial el tango. Creado por un sueño del señor Gustavo Arteaga en 1957, el Málaga es un lugar donde se vive la música a través de su colección musical, la cual cuenta con más de 7.000 discos de acetato con géneros musicales como el pasillo, el tango, el bolero, la música colombiana, la música lírica entre otros.
César Arteaga, el administrador actual, lleva 25 años a cargo de este negocio. Este hombre dedicado a su trabajo y apasionado por la música, cuenta cómo su padre, siguiendo un sueño, crea el Salón Málaga: “La idea nace de Gustavo Arteaga, mi padre. Él trabajaba con el abuelo en un bar que se llamaba Café Cisneros en Carabobo con San Juan, al frente de los ferrocarriles. Mi papá tenía una colección considerable de discos y muchas ganas de conseguir un bar para poner su música de colección. Con un amigo, en el año de 1957, compró un bar pequeño con seis mesas que se llamaba el Bar Málaga”.
Veinticinco años después, César decide cambiar el nombre de Bar por Salón Málaga, puesto que el nombre era mucho más apropiado para que las mujeres de la época pudieran entrar al lugar. No era bien visto que una dama entrara a un bar.
El amor de César hacia el tango comienza con la colección de discos de este género que atesoraba su padre. También le ha cogido más gusto desde que la clientela se ha interesado por esta clase de música; de esta manera ha contribuido al crecimiento de la cultura del tango en la ciudad y conseguir que el Gobierno declare el tango como Patrimonio Nacional, lo que hace que César como administrador mire más ese género ya que se vuelve un mercado importante.
“Empezamos a explotar más lo que es la discoteca, a mostrar mejor el tango que hay en el Salón Málaga y quizás somos el primer negocio que desde hace más de diez años venimos haciendo todos los sábados un show de tango con músicos, cantantes y bailarines”, relata César.
Las personas que visitan el Salón son de todas las edades, algo muy peculiar de este lugar es que cuando se hacen eventos, la mayoría de sus visitantes son mujeres. En días comunes lo visitan más los hombres, en especial pensionados y, sorprendentemente, muchos estudiantes.
César considera muy importante la presencia de clientes jóvenes: “Hay que buscar la renovación de los públicos para este tipo de establecimientos. Principalmente estos negocios mueren porque su clientela se envejece… y se acuesta el negocio con los clientes”.
Cuando se describe el Málaga, es preciso aclarar que está ubicado en el centro histórico de la ciudad, lo cual le da un valor adicional. El ambiente del Salón busca recuperar las tradiciones y rescatar las manifestaciones culturales que se han ido perdiendo. Allí se encuentran los amigos a conversar con un buen tinto: “El Málaga no es solo para venir a beber sino para enamorar a una mujer alrededor de una mesa tomándose un buen café o cerrar un negocio”.
Otra manera de recuperar las tradiciones son las famosas “tertulias musicales” que se hacen en el Salón: programan artistas reconocidos y convocan a la gente que ha visitado el negocio toda la vida, para encontrarse y conversar en torno a la música. Aquí es donde los clientes comparten mil y una historias y se vuelven como una familia. Arteaga la llama la “familia Málaga” porque “para donde uno voltee, lo conocen”.
Al Salón Málaga le han sido otorgados varios reconocimientos en el transcurso de sus 54 años, pero el mejor, el más especial es el de la gente y el de la ciudad, dice César: “la ciudad lo acoge como un patrimonio propio y lo hace un sitio obligatorio para que los turistas vengan y lo conozcan”.
La gente que va al Málaga se devuelve en el tiempo y se acuerda de sus padres, de sus abuelos, de la música que ellos escuchaban y de qué hablaban. Eso causa un gran impacto en la gente.
Para los Arteaga es de gran importancia su colección de música, con más de 7.000 discos en acetato. No solo es importante por el valor cuantitativo sino por su valor sentimental, dado que es una recopilación de más de cincuenta años de historia musical y es considerada una de las discotecas con mejor contenido y en mejor estado. “Muchos de sus ejemplares ya no se consiguen en este formato y es muy escaso que otros coleccionistas lo tengan, pero el gran valor de esta discoteca es tener todavía a Gustavo Arteaga vivo y programándola semana a semana”, recalca.
La familia propietaria de este negocio considera la música como algo crucial: viven su día a día alrededor de esta. Se acuestan y se levantan escuchando música. Para ellos, la música es algo más que un gusto: es una entrada para socializar con personas con las que tal vez no se entiendan en otros temas, y es un lazo que logra unir personas de diferentes culturas.
El Salón Málaga es un lugar que cuenta con una gran trayectoria en cuanto a artistas. Se han hecho presentaciones de personajes como el cantante chileno Pepe Aguirre, se han hecho homenajes a la cantante Ligia Mayo y a la pianista Teresita Gómez, y ha contado con grupos musicales como Grupo Occidente, Los Preferidos entre otros. Los shows abarcan todo tipo de genero musical, pero tal vez los más llamativos sean los de tango ya que en estos hay bailarines. También ofrecen clases de baile.
Cuenta también con una emisora virtual, la cual se puede sintonizar a través de la página www.salonmalaga.com. Esta transmite simultáneamente lo que se está escuchando en el momento. La emisora va dirigida para todos los clientes que han ido envejeciendo y por esta razón han dejado de visitar el lugar. A través de estas emisiones han encontrado nuevos públicos en el exterior, en especial los colombianos en los Estados Unidos que escuchan permanentemente lo que va sucediendo en el Málaga.
La música para César es un negocio, una pasión, una “goma” como lo llama él, su vida gira principalmente en torno a esta y gracias a su dedicación y su entusiasmo ha administrado el Salón Málaga. La lucha constante por mantener viva la esencia de estos lugares cargados de historia y de cultura es importante, ya que gracias a estos se logra mantener vivas las tradiciones antiguas que se han ido perdiendo, en especial la de conversar. A través de estos lugares la música de antaño vive y los ambientes de la Medellín antigua cobran vida.

